En algunas ocasiones no es preciso una evidencia epigráfica para reconocer el culto de un lugar. En algunas ocasiones la arquitectura y la tradición nos hablan directamente de las creencias, todavía vivas, de los hombres y mujeres de un territorio.
Este es el caso de la ciudad romana de Segóbriga, que cada año recibe en procesión a los devotos de la “Magna Mater” como poseedora de todos “los remedios”.
Segóbriga fue un “oppidum” o ciudad celtibérica que tras las guerras de Sertorio, (80 y 72 a. C.), pasó a ser el centro romano de una parte de la meseta y con el control de un amplio territorio. En tiempos de Augusto, alrededor del año 12 a. C., fue refundada y se convirtió en “municipium” gobernado por ciudadanos romanos, lo que llevó a su auge económico y a un gran programa de construcciones monumentales que debió de finalizar en época flavia, y a la que se deben los edificios públicos de ocio (teatro, anfiteatro y circo) y la muralla que hoy se pueden admirar. La ciudad fue un importante centro de comunicaciones y perduró siendo habitada hasta las invasiones árabes. (2)
En el siglo XVI la ciudad había desaparecido de la vista y solo permanecía en pie la llamada ermita de San Bartolomé. El lugar recibía el nombre del Cerro 'Cabeza de Griego'.
En otros trabajos he reflejado mi opinión sobre el muy extendido, y a la vez desconocido, culto a Cibeles y Attis en el territorio de la península Ibérica.
Sirva como consulta las siguientes referencias:
-La fundación de Zaragoza. “La piedra que corona una columna”
-"Danzantes de Cibeles en Hispania",
-Santa Eulalia de Bóveda
-Pedras Formosas
-El Callao Sagrado de Madrid
-TAUROBOLIUM
-El culto a Attis en Barcelona
La circunstancia de Segóbriga es complementaria a las anteriores relacionadas, ya que si bien el culto a Cibeles y Attis tiene su origen en los asentamientos antiguos, y estos casi siempre se encuentran ocultos por nuevas construcciones, la devoción a la “Gran Madre” perdura en multitud de procesiones y romerías a lugares extramuros.
En la gran mayoría de los casos relacionados, el origen de la procesión devocional se produce en el lugar donde se levantaba el antiguo templo, hoy cristianizado por una ermita, iglesia o catedral, y la procesión se dirige al lugar donde se recuerda la existencia de una fuente, arrollo, río o lago para realizar la ceremonia de la “lavatio”.
En el caso de Segóbriga, y por el abandono de la antigua ciudad, el inicio de la actual procesión se realiza en la iglesia de San Pedro en Saelices, el lugar de donde procedía el agua que se consumía en Segóbriga, y que era suministrada por un largo acueducto de más de cuatro km., y finaliza en la ermita levantada sobre el original santuario de Cibeles dentro de la trama urbana de Segóbriga, en la actual ermita de san Bartolomé y dedicada a la Virgen de los Remedios. Un recorrido inverso al habitual en que la piedra que representa la imagen de la diosa era transportada por sus devotos en procesión desde su santuario urbano, (muy próximo a las murallas) hasta el lugar donde era sumergida en las aguas, como ritual de fecundidad.
En Segóbriga, los habitantes de Saelices, los herederos de los antiguos ciudadanos del enclave romano abandonado, habitan en las proximidades de las fuentes naturales que suministraban agua a la ciudad, y cada sábado anterior al último domingo de mayo cientos de personas acompañan a la virgen de los Remedios desde el pueblo hasta su ermita, situada en pleno corazón del parque arqueológico de Segóbriga.
La romería en honor a la Virgen de los Remedios se celebra cada año en Saelices siguiendo de manera exacta los antiguos rituales de la diosa Cibeles. Cientos de personas recorren a pie la distancia que separa el pueblo de la ermita, cerca de 4 kilómetros acompañando la imagen. (3)
Se establece que los orígenes de esta tradición se remontan al siglo catorce. Dicen los devotos que la Virgen de los Remedios fue una piedra que se convirtió en la imagen de la virgen en el cerro “Cabeza de Griego”, en el corazón del parque arqueológico de Segóbriga. Según la leyenda, una de las cabras que pastaba entre las ruinas del oppidum celtibérico-romano subió a uno de sus muros y, percatado el pastor, le lanzó una piedra. Al impactar en la cabeza del animal, la piedra se transformó en la talla de la Virgen. Enteradas las autoridades eclesiásticas de Uclés, y al no poder mover la figura del lugar, se decidió levantar una ermita en tal lugar. (Sánchez Ferrer et alii, 1995: 237). (1)
La comparación con los rituales de Cibeles y su semejanza con tantos otros que hoy se celebran en la Península, permite asegurar que estamos ante una manifestación con más de dos mil años de antigüedad y relacionada con el antiguo culto a Cibeles y Attis. Es la piedra, sobre los muros del cerro, que se convierte en la imagen de la virgen una clara cristianización de la “piedra negra” imagen de Cibeles y que debía permanecer en ese lugar, su santuario original romano.
En la romería que parte de Saelices la pequeña imagen de la virgen alcanza su original santuario en el cerro de “Cabeza del Griego”. Treinta danzantes acompañan y bailan a su virgen. Serranas, tunos y danzantillas que viven la tradición desde pequeños. Es un día de fiesta en Segóbriga. Al caer la tarde, la Virgen de los Remedios regresa a su residencia habitual en Saelices, recorriendo de vuelta el trayecto del antiguo acueducto romano que permitía la vida en la ciudad de Segóbriga.
EL SANTUARIO DE CIBELES
En todo lo alto de la antigua ciudad romana, en el cerro "Cabeza de Griego", está situada la ermita de la Santísima Virgen de los Remedios, que comparte también el nombre de Ermita de San Bartolomé. Esta curiosa correspondencia se produce en varios lugares de culto de la geografía peninsular. San Bartolomé aparece presente como “guardián” en lugares de culto pagano con fuerte ascendente telúrico y en el interior del edificio se guarda un pequeño altar a la virgen o santa local.
Debajo de la ermita se encuentran parte de las llamadas “termas monumentales”, edificio de carácter público que fue construido a finales del siglo I.
Sin embargo el edificio podría no pertenecer a unas termas y si estar dedicado al culto de Cibeles y a Attis, ya que posee una estructura lineal axial, de 87,91 m. de longitud por 39,07 m. de anchura, rodeado por un muro perimetral que engloba todas las estancias, y muy similar a otros edificios de este culto.
Es muy revelador poder comparar este complejo y el excavado en la localidad navarra de Arellano, del que si se tiene certeza de estar dedicado al culto de Cibeles y Attis. (4)
Las dependencias del edificio excavado en Segóbriga posee dimensiones y elementos muy similares al edificio excavado en Arellano. Pudiendo ambos tener un mismo uso cutual. Es frecuente confundir los lugares de culto dedicados a Cibeles con edificios de baños o termas. Esto ocurre por la especial utilidad que el agua tiene en ambos edificios y que puede facilitar la confusión.
Por lo general las plantas de estos edificios cuentan con cuatro estancias con diferente uso: atrio, antesala, sala ritual y fosa.
En los dos casos existe un atrio o peristilo principal de recepción y ritual. Nada más entrar se accedía a un gran patio peristilo con columnas o atrio, con un pedestal que sustentaba una estatua de la diosa que presidía el área donde se celebraban rituales públicos.
Posteriormente, por dos pasillos laterales se pasaba a una antesala, pavimentada con mosaico ajedrezado de colores blanco y rojo, con una piscina central. Este elemento es muy importante, y según los casos se sitúa en la sala ritual o en la antesala, es la piscina o estanque que se utilizada en la parte del ritual en la que el devoto se lava su cuerpo tras el bautismo de sangre.
Posteriormente la sala ritual, - donde hoy se levanta la nave central de la ermita-, y donde se encontraban los sacerdotes que atendían el culto. Esta sala cuenta con un ábside de características similares al excavado en Arellano. (4)
Y por último el lugar donde se encuentra el actual ábside de la ermita de la Virgen de los Remedios, y que se levanta sobre el lugar principal del culto a la diosa Cibeles, el baptisterio de dos alturas donde posiblemente se realizaban los taurobolios rituales y salutíferos. Es bajo el ábside de la ermita donde se conserva un “alveus” con acceso por dos fachadas y preservando parte de la construcción original, es la posible “fossa sanguinis” rodeada de un muro de 5 m. de altura y visible desde el exterior de la ermita por su lado meridional.
El complejo disponía de numerosos desagües, tanto para el agua utilizada para el uso habitual del culto, como para el agua necesaria para la limpieza de las distintas salas.
Las obras del edificio fueron comenzadas a finales del siglo I y realizadas por mandato imperial. Situadas al oeste del foro, detrás del templo de culto imperial, y en la parte más alta de la ciudad para ser bien visible desde todo punto. Se accedía al edificio por una puerta situada en un lateral de la fachada, tras unas escaleras de acceso transversal ubicadas entre el templo y el edificio. Es curioso como permanece en la actual ermita la puerta de acceso orientada al Este, según la disposición de los templos romanos.
Los santuarios dedicados a Cibeles se situaban en lugares muy próximos a los muros de la ciudad, ya que Cibeles es la protectora de Roma y de todas las fundaciones augusteas. La diosa Cibeles, que según Virgilio en su relato de la Eneida, había protegido las naves del príncipe Eneas en su huida desde Troya a Italia, fue adoptada por el propio Augusto como protectora en sus empresas en Hispania.
Augusto sentía por ella una especial veneración, no en vano su casa se levantaba lindando con los muros del templo de la diosa en el Palatino, y en su propio estudio figuran pintadas en sus muros imágenes del Callao Sagrado que representa a la diosa.
Por todo ello, el emperador determinó la presencia de la diosa protectora de Roma en los nuevos enclaves fundados por él en la península. Las nuevas ciudades, construidas a imagen de la Roma eterna, debían de contar con la protección de Cibeles en sus muros. Una “piedra negra” sobre un pilar fundacional. (5)
Una vez al año, los magistrados de las ciudades, y con la ayuda de unas bragas (6), recogían de la “cabeza del pilar”, la piedra negra, y la portaban en procesión para sumergirla en las aguas. En la ciudad de Roma, la piedra negra que llegó procedente de Pérgamo, recorría las calles el 27 de Marzo, fecha en que tenía lugar la ceremonia de la “lavatio” en las aguas del río Almo. Ese dñia tenía lugar la procesión de la Lavatio, y en ella la imagen de la Magna Mater era llevada hasta el río Almo para recibir en sus aguas el baño lustral. (7)
Este ritual de fecundidad se convirtió en una fiesta de identidad en el imperio, ya que así se recordaba la íntima relación entre cada una de las fundaciones romanas con la capital y su diosa protectora. Aún se conservan en la península procesiones a imagen de las que se producían en las ciudades augusteas el día 27 de marzo. (8)
Los devotos de la Virgen de los Remedios de Saelices, también llamada "Virgen Morena del Remedio", en las cercanias de las fuentes que daban de beber a los habitantes de Segóbriga, inician cada año una procesión en la iglesia parroquial. Su función primordial es honrar y acompañar a la imagen de la virgen, en su anual peregrinaje a la ermita del mismo nombre. La procesión se acompaña, de igual forma que las antiguas procesiones de Cibeles, de los danzantes, animadores incansables de la tradicional romería que lucen trajes con enaguas blancas y vistosos sombreros de cintas de colores y flores. (1)
La romería de la Virgen de los Remedios se celebra el sábado anterior al último domingo de mayo. En dicho día, muy de mañana, sale la imagen de la Virgen de los Remedios, marchando delante de ella un grupo compuesto por “tunos, danzantes y serranas” que danzan delante de la imagen al son de la dulzaina y el tambor.
A la salida del pueblo la Virgen es cambiada de la Carroza a las andas, para partir de Romería hacia la ermita del Cerro. Una vez llegada a su destino la danza sube acompañando a la Virgen “la cola” que es la cuesta de subida a lo alto del Cerro de Segóbriga donde se encuentra la ermita. (9)
Los habitantes de Saelices, de generación en generación, han sabido mantener y transmitir esta tradición y la de su romería, son los guardianes de una herencia antiquísima y que también puede ser reconocida en innumerables ciudades y pueblos de Hispania. Cada una de estas romerías de danzantes y “lavatio” de santas y vírgenes recuerda el momento fundacional particular de cada comunidad de origen antiguo. (10)
© Carlos Sánchez-Montaña- 2009
NOTAS
(1) FRATRÍAS Y RITOS DE PASO EN LA HISPANIA CÉLTICA: A PROPÓSITO DE LOS TUNOS DE SEGÓBRIGA Pedro Reyes Moya Maleno
(2) ParqUe Arqueológico de Segóbriga
(3) Romería de Saelices en honor a la Virgen de los Remedios
(4) Villa de las Musas (Arellano). Villa de culto a Cibeles y Attis
(5) La fundación de Zaragoza. “La piedra que corona una columna” Carlos Sánchez-Montaña
(6)"El primer emblema conocido de Madrid es literalmente una piedra embragada, o lo que es lo mismo una piedra abrazada suspendida sobre un curso de agua."
El Callao Sagrado de Madrid , Carlos Sánchez-Montaña
(7)El modelo de la diosa entronizada en carro tirado por leones que es el de mayor interés en nuestro caso, responde, sin lugar a dudas, al de un paso procesional, tal y como puede verse en una placa de mármol de un sarcófago que hoy se encuentra en Roma, en la Basílica de San Lorenzo Extramuros, fechable en el siglo III. En dicho relieve se ve que el conjunto escultórico debía de tener un peso considerable ya que es llevado en andas por varios costaleros. Este prototipo, del que existen numerosas reproducciones, tanto en grupos escultóricos, como en relieves de aras votivas o de sarcófagos, se corresponde con la imagen que de la diosa, hecha en un principio en plata y cuyo rostro se perfiló en la piedra negra que a Roma llegó procedente de Pérgamo, recorría las calles de Roma el 27 de Marzo, fecha en que tenía lugar la ceremonia de la Lavatio en las aguas del Almo, o en el transcurso de las Megalesia (15).
El día 27 tenía lugar la procesión de la Lavatio, y en ella la imagen de la Magna Mater era llevada hasta el río Almo para recibir en sus aguas el baño lustral.
LA DIOSA CIBELES NOUS DE MADRID. HISTORIA E ICONOGRAFIA Pilar González Serrano
(8) Dentro de los hallazgos llama la atención, por su importancia y por las controversias a que ha dado lugar, la llamada Tumba del Elefante de Carmona. Dicha tumba, la nº 199 de la necrópolis de Carmona, posee una amplia estructura subterránea (BENDALA, 1976: 49-53), con diversos espacios diferenciados. Entre ellos apareció una cámara funeraria con un pequeño elefante, una escultura de Atis, un área con varios triclinios y un gran baño subterráneo, y una estancia con un pequeño pozo en el que fue hallada una gran piedra de forma oval. Para Bendala, la Tumba del Elefante es, más que una tumba, un auténtico santuario donde recibían culto los dioses Cibeles y Atis, especialmente éste último, por ser un dios relacionado con el mundo funerario. La presencia de la piscina o baño cumpliría la función de celebrar un ritual del culto a Cibeles, la ceremonia de la lavatio (BENDALA GALÁN, 1976: 56-58). .....Por su parte, la gran piedra oval no sería otra cosa que un betilo o representación de la diosa Cibeles de forma un tanto anicónica.
ARQUEOLOGÍA DE LAS RELIGIONES MISTÉRICAS PAGANAS EN LA BÉTICA Roberto OLAVARRIA CHOIN
(9) Alla festa della “Lavatio” (abluzione, lavacro) della statua di Cibele partecipavano fin dai tempi più antichi i “quindecemviri”; la cerimonia aveva luogo il 27 marzo: l'immagine di Cibele, su un carro, veniva portata al fiume Almone. Nella testa della statua era incastonata la pietra sacra che il 4 aprile del 204 a.C. era giunta a Roma insieme alla Megalesia. Il carro veniva spinto nel fiume e l'arcigallo bagnava la statua per poi asciugarla e cospargerla di cenere. Come sempre nei culti di Cibele la festa si chiudeva tra canti e danze e la statua tornava al suo tempio sul Palatino. Si trattava dell'ultima cerimonia prima del momento più solenne: l'iniziazione.
Megalesia Dies Sanguinis . Alessio Mannucci
(10)"Danzantes de Cibeles en Hispania", Carlos Sánchez-Montaña
VIDEOS DE DANZANTES
Cumprimentos Carlos, gostei do teu Blogue
ResponderEliminarOlá,
ResponderEliminarEm Lisboa, perto da Sé, das ruínas do teatro romano, da Igreja de Santa Maria Madalena foram encontradas inscrições atribuídas ao culto de Cibele, que ainda se podem ver embutidas numa parede dum prédio reconstruído após o terramoto de 1755. Pode verificar que uma das ruas junto à Madalena se chama, precisamente, Rua das Pedras Negras. Curioso também que em partes da calçada no castelo de São Jorge têm umas pedras negras com traços semelhantes ao dos basaltos desenhados da pré-história.